El sabado pasado fui a un encuentro que organizaba la Universidad Politécnica de Madrid.
II Jornadas de Artes Internas Asiáticas.
”Tuishou y las 8 fuerzas internas”.
Me gusta ir a este tipo de encuentros porque además de que los talleres los imparten maestros de diferentes escuelas y líneas, siempre es una enorme oportunidad para hacer “contacto” con practicantes de Tai Chi de diferentes lugares y a los que no conozco de nada.
Tengo varias cosas interesantes para escribir sobre este encuentro así que volveré a el en otro mail, pero empiezo por aquí:
En un momento, en uno de los talleres,
una participante le pide al instructor que enseñaba el ejercicio,
que le de alguna indicación sobre cómo debería ser la respiración.
Él dice:
“Natural, como sabemos que debe ser en el Tai Chi”
Y agrega
“No trates de controlarla. Todo lo que intentamos controlar se tensa”
Listo.
Camarero, la cuenta por favor !
“Todo lo que intentamos controlar se tensa.”
Una verdad grande como un castillo.
De esto estuve hablando en mis clases últimamente.
Para guiar hay que escuchar y conectar.
Una cosa es Guiar otra es Controlar.
Una empieza con G y la otra con C.
Una, aunque la disfraces de preocupación, disciplina, profesionalidad o amor, genera tensión en tu cuerpo y/o a tu alrededor. También cansancio, contracción y dependencia.
La otra no.
Y genera crecimiento, vitalidad y expansión.
No es lo mismo. Lo cuentes como lo cuentes, se nota.
No me creas. Pruébalo.
Puedes intentarlo en varios aspectos de tu vida
Y también puedes tomar clases conmigo,
escribiéndome a
y descubrir como esto, practicado en el propio cuerpo se expande y va conectando naturalmente todos los aspectos de tu vida.
Las clases son persona a persona. Con escucha atenta. Y avances y beneficios reales y comprobables. Y no solo en la salud física.
¿Que cuestan más que las clases grupales del gimnasio del barrio?
Pues si.
¿Que lo valen?
Pues también.
Y quién sabe lo que terminarás ahorrando en tratamientos, medicinas, “retiros detox” y cursos de autoayuda.
Eso si, yo no controlo, ni me dejo controlar. Pero si guío y me dejo guiar.
Abrazo de árbol
Mariana