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Cortázar, Tai Chi, flor y tortugas

Algo que traje de nacimiento es una intuición muy grande para mantenerme a flote.

 

Los años pasan y esa intuición la he ido perfeccionando y ordenando poco a poco. 

 

Llegando a los 50, felizmente por fin me voy conociendo!
y me doy cuenta de que he reunido un Baul de Tesoros de cosas que me rescatan.

 

Todas tienen de una u otra forma, Tai Chi en su ADN.

 

Cortázar es una de ellas. Tenía Tai Chi en su pluma, en su acento y en cómo vivió su vida.

 


Porque alguien así,  gigante suave y profundo, con esa mirada y esa voz, comprometido con su sentir, con esa inteligencia sin adornos, desarmantemente dulce y con un sentido del humor, que dinamita cualquier intento de postureo, no puede ser otra cosa que mi amigo para siempre.

 

A mi Cortázar siempre me salvó y me salva.

Siempre funciona. Siempre.

Es re leerlo y volver a ser cronopia-maga-esperanza, en el acto.

 

Por ejemplo, días en  que siento que me hundo un poco, y no puedo mantenerme sola a flote porque estoy medio perdida, sin mucha fuerza y peligrosamente tanguerotristemelancolica, sé que tengo recursos extraordinarios, como Julio,  para que vengan a rescatarme.

Sus libros están  siempre a mano, pero si realmente tengo pocas fuerzas voy a lo seguro:

 

Conecto el altavoz, cierro las puertas y pongo, por ejemplo,  “Conducta en los velorios”, leídopor él.

Listo!

Rescatada nena!

…una vez a salvo después del naufragio, secándome al sol en la orilla, me sacudo la arena y las últimas lágrimas (de risa), y me voy a la cocina descalza  a prepararme un café o un mate, según las ganas,  mientras tarareo por dentro o por fuera cualquier melodía.
 

Saber rescatarse a uno mismo, no sólo es práctico y saludable.

Es tener equilibrio del bueno.

Es un gran gesto de amor para los que nos rodean. Que también tienen sus naufragios, como todos. 

 

Aquí en Madrid sigue el calor, y también el trabajo, las ganas y la fuerza.

Con Gente Equilibrada estoy por sacar algunas sorpresas del horno. 

Están casi casi en su punto!

Son de esas que más me gustan, las que alimentan pero que  también están riquísimas.

No cambies de canal. Muy pronto novedades.

 

Y como es domingo me despido con una pequeña degustación de mi amigo. 

Flor y Cronopio

     Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. 

Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado. 

Juega alegremente con la flor, a saber: 
le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.

La flor piensa: “Es como una flor“.

                    

(De: HISTORIAS DE CRONOPIOS Y DE FAMAS. Julio Cortázar)

 

Que tengas un hermoso domingo.

        
abrazo de árbol
Mariana